martes, abril 10, 2007

An Elseworld of DC Universe: Roswell 1947 Capítulo Ocho

Tejados de la Comisaría Central de Policía
Gotham City.

23:40 Jueves 12 de Mayo de 2005

Era una noche fría. Era una noche oscura. Ni la luna llena conseguía iluminar las calles. Las nubes cubrían el cielo gris de Gotham. Apenas se podía ver sin la luz tenue y desangelada de las farolas. La oscuridad se cernía sobre la ciudad, como un amante dispuesto a satisfacer las más bajas pasiones. No era un buen presagio. En Gotham estaba ocurriendo algo. Y ese algo no era bueno. Apestaba. A corrupción, a caos y a miseria. Las noches habían sido demasiado tranquilas. Apenas había habido incidentes. El turno de noche se había convertido en el más tranquilo de todos. Los agentes empezaban a relajarse. Los rumores sobre apariciones de vigilantes nocturnos se esparcían como la ceniza de un incendio. Nadie parecía creer en ellos. Todo el mundo se agarraba a una mínima esperanza. En una ciudad tan castigada como Gotham por el crimen y la violencia, donde la policía, apenas tenía poder y recursos para apaciguar pequeños fuegos, la tranquilidad y la calma, solo podían presagiar algo terrible y tenebroso. Y aquel algo había empezado ese mismo día.

Gordon empezaba a impacientarse. Comenzaba a pensar que había sido una mala idea. Más de 40 minutos sin presentarse. No era lo normal. Él era puntal. Siempre lo había sido. Quizás todo había acabado. Quizás era uno de los muchos “Juan nadie” que abarrotaban el mortuorio. Quizás se había cansado de esa lucha sin final. Quizás se había dado cuenta, de que su causa estaba perdida. Quizás, demasiados quizás.

Meneo la señal hacia la derecha. Se había abierto un claro de nubes y la luz se perdía en el negro de la noche. Parecía como si, por una vez, algo o alguien, consiguiera escapar de aquella pesadilla circundada de calles, que se hacía llamar ciudad. Apuró el cigarrillo. Tiro la colilla al suelo y la apago con la punta de su zapato derecho, en un gesto repetido infinidad de veces. Pensó en que quizás, otro quizás, aquel fuera su último cigarrillo. También pensó, que se había oído decir lo mismo todas las infinidad de veces, y que siempre acababa pensando, que quizás, cuando se jubilara, fuera el último. Sonrío con ese último pensamiento, y se aproximo al proyector. Aún no entendía el porque de aquel símbolo, casi infantil. Lo desconecto y se volvió hacia la puerta que daba acceso a la terraza. Allí estaba.

-¡Joder! ¿es que no sabes decir hola o buenas noches?- Gordon no conseguía entender como era tan silencioso. No había nadie ni nada tan silencioso.

-Buenas noches, Gordon. No pretendía asustarte. Solo me aseguraba de que estuviéramos solos.- La voz sonaba ronca y profunda. Vestía un traje negro y ajustado, con profundas marcas y protuberancias, donde deberían estar los músculos de un cuerpo humano. Parecía sacado de un videojuego. Era como ver un cadáver despellejado, pero de un color negro como el ébano. Llevaba lo que parecía un chaleco a prueba de balas. Quizás de procedencia militar. Los bolsillos parecían estar llenos de cosas. Usaba una mascara que le cubría toda la cabeza y el rostro excepto la boca. Llevaba unas gafas de visión nocturna, que no creía que tuviera acceso a ella ni el gobierno. Aquel equipamiento era de acceso restringido. Quizás de operaciones especiales, o la compañía.

-Esta bien. Llevo esperando casi una hora. Empezaba a impacientarme. Tengo ganas de marcharme a mi casa. Hoy ha sido un mal día. ¡Que cojones! Ha sido un día asqueroso. Quizás el peor día de mi vida.- Gordon percibió como aquel hombre, flexionaba las piernas. Había cambiado de postura. Se había relajado. Aquello le sorprendió.

-Sé lo que ha pasado. La agencia de detectives Jones, Kord & Gold, ha sufrido un ataque esta misma tarde.

-¿Un ataque? Tus informaciones son un poco “vagas”. Ha estallado por los aires. Tengo a Beettle y a Gold en la sala de interrogatorios de ahí abajo. Tengo a una chica en coma en el hospital. Tengo a una chica muerta, una chica preciosa con toda la vida por delante, en la sala de autopsias. Y tengo una cosa, por decir algo, en la camilla de al lado. Una masa informe de color verde, que cualquier parecido con un cuerpo humano es improbable.

-Lo sé, Gordon. Debes calmarte. Sabías que esto era difícil. Conocías los riesgos. La gente contra la que nos enfrentamos es gente de poder y dinero. Harán cualquier cosa para conseguir sus objetivos. Y sus objetivos no son tan básicos como los de la familia Falcone o cualquier otro aspirante a rey de la colina.-El hombre de negro alargo el brazo hacia el hombro de Gordon. La sorpresa, apenas disimulada, en su cara, le indico que había cometido un error. Un pequeño error, pero que podría significar el final de aquella relación.- ¿Qué han descubierto los detectives?

Gordon se zafó del brazo con suavidad. Camino hacia la cornisa del edificio. Levanto la pierna derecha sobre la cornisa. Apoyo su mano derecha en su rodilla, y sobre esta, el mentón. Dirigió su mirada hacia las dos torres. Las dos torres más altas de Gotham.

-Solo han corroborado lo que tu me contaste. Que el asesinato de Diana Prince, era algo más que una violación y asesinato. Que aquella formidable mujer, peleo de lo lindo en aquel lúgubre callejón. Pago cara su vida. Y que allí había algo más de lo que parecía. Alguien intento tapar las pruebas, pero Jones y compañía consiguieron descubrirlas.- Saco el paquete de uno de los bolsillo de su gabardina. Era el último. Era hora de volver a casa con Sara.

-Fumar es malo para la salud, Gordon.- La sombra miro con desaprobación el paquete de tabaco.

-Si no me mata el tabaco lo harán las balas.- Era raro que comentará una cosa tan banal. La pregunta sorprendió de nuevo a Gordon.

-Bien. ¿Qué pruebas encontraron?- Aquella mancha negra que se recortaba entre las luces de la noche, se colocó a su derecha. Parecía como si aquella sombra se camuflará con el fondo del paisaje. Como si se fusionara con la noche. Hasta entonces no se había dado cuenta de ese detalle. El movimiento de la figura fue el que le hizo fijarse.

-Restos de cemento, escayola, material vario de construcción. Alguna pared de aquellos edificios sufrió daños severos. Como si un bulldotzer hubiera decidido echar una carrera con una retroexcavadora. Creo que la descripción es bastante aproximada. En medio de aquel destrozo, alguien se las apaño para dejar aquella escena del crimen como si hubiera sido una violación y asesinato normales. Pero encontraron algo más.- Gordon dejo caer la frase. Un sabor amargo le subió directamente del estomago hacia su boca. Aquel había sido un mal día. Quizás el peor día de su vida.

-¿Qué encontraron?- La ansiedad en la voz de aquel hombre, parecía indicar que había algo personal en aquel caso. O quizás el hecho de no saber todos los detalles. Quizás la necesidad enfermiza de saber y conocer todo lo que ocurría en aquella ciudad, había terminado por volver loco a aquel hombre. El asilo Arkham estaba lleno de dementes. Quizás había una celda para el hombre de negro misterioso.

-Restos de sangre. Pero no era sangre humana. Ni siquiera animal. Barry Allen dijo que aquella sangre no pertenecía a nadie ni a nada de este mundo. Que era ADN alienígena. ¿Te lo imaginas? Sangre alienígena. Si no fuera por la credibilidad del bueno de Barry, habría despedido al imbécil que se atreviera a contarme semejante barbaridad.

-¿Dónde están los resultados?- Había vuelto la firmeza y el aplomo a la voz de aquella sombra. Gordon lo miro incrédulo. Aquel tipo sabía lo de la sangre extraterrestre. Empezó a pensar, que quizás la habitación del asilo, llevaba su nombre. Quizás sabía también lo de la esquirla de extraño fulgor verde.

-¿Pero de que diablos estas hablando? ¿acaso sabías lo de la sangre? ¿acaso me vas a pedir que busque a un sospechoso de violación y asesinato que mide un metro y veinte centímetros, de color verde o marrón, con ojos grandes y que solo sabe decir “teléfono” “mi casa”? ¿Te has vuelto loco? ¿También sabéis lo de ese mineral de color verde fosforescente?

-Escucha Gordon. Ya te dije que esto es más grande que tu y que yo. Que nos supera a todos. Que hay gente de muy alto nivel que maneja los hilos de este país. Hicimos un trato. Me ayudarías en este caso, a cambio de que no hicieras ninguna pregunta. Sabes que cuanto más sepas, a más peligro te expones a ti y a tu familia.

-¿Peligro dices? Maldita sea, ¿quien te ha dicho que no estoy en peligro ya?. ¿Como sabes que nadie nos esta vigilando? ¿Cómo puedes saber que no hay un francotirador apuntándome en este preciso instante a la cabeza? ¿Como puedes saber que mi familia no esta muerta ya?

-Porque lo sé Gordon. Te tengo cubierto. Hicimos un trato. Yo siempre te protegeré.

-¡Dios mío! ¿Me vigilas? ¿Vigilas a mi familia? En que diablos me has metido. Como puedes poner en peligro la vida de nadie, por una causa personal. Una batalla perdida contra un enemigo invisible que tira de los hilos y que nadie parece conocer. Que clase de trato es ese en el que yo no conozco la mitad de las cláusulas.

-No debes preocuparte. Entiendo tus dudas. Pero no debes hacerte más preguntas. Te protegeré de todo peligro. En cuanto esto acabe, serás libre de nuevo. Ya no habrá miedo.

-¿Protegerme dices?. Como la protección que le brindaste a esas pobres chicas de la agencia de detectives. ¿Cómo protegiste a Barry?- El sabor amargo de su boca se convirtió en bilis. No podía creer que Barry hubiera muerto. Nunca olvidaría aquella escena del crimen. Le perseguiría todas las noches de su vida.

-¿Barry….? ¿Barry Allen…..ha….muerto?- Fue un pequeño gesto de su mano izquierda. Un movimiento finalizado ha propósito en medio de una trayectoria ascendente. Aquella era la única pista que le faltaba para atar los cabos sueltos. Gordon supo que las paradas de su voz, no eran producidas por el dolor o la rabia. Había algo más.

-Si lo encontramos a 30Km de Gotham. No quedó gran cosa de él. Es…¡Dios! Indescriptible. No tengo estomago para recordarlo. Lo reconocimos por sus zapatillas de correr en primer lugar, y por sus dien…no puedo seguir lo siento. - Gordon se dobló por la mitad. El hot dog ha medio masticar, que había devorado por cena, se precipitó sobre su boca. El sabor amargo de la derrota y el miedo, se apoderó de su alma.-Uno de mis mejores compañeros, uno de los mejores personas que he conocido.

-Siento hacerte recordar Gordon. Necesito esas pruebas.- Le tendió la mano. Le ayudo a incorporarse. Gordon le coloco un lápiz de memoria en la mano. No hacía falta palabras.-Nos volveremos a encontrar Gordon. Recibirás un mensaje mío.

-Esta bien. Pero la próxima vez, que venga él en persona. -Gordon recuperó la compostura. Se limpio los labios con el pañuelo que le había regalado Sara para su aniversario. Sonrío al pensar en Sara.

Había comenzado a caminar hacia el otro lado de la terraza. Apenas era distinguible de las sombras que reinaban la noche. Se paro en seco. La gravilla crujió bajos sus botas.

-¿Cómo dices?- la duda llenaba la voz de aquel joven.

-No hace falta que disimules más. Imitas muy bien su voz y la forma de moverte. Eres demasiado joven. Te faltan espaldas, y las calzas no pueden disimular la altura. Te hace echar los hombros hacia delante. Debes practicar más, pero seguro que….- Apenas aparto la vista de la sombra, para quitarse el cigarrillo de la boca. Lo había hecho de nuevo. Debía reconocer que aquel chico, sería tan bueno como su mentor. Si sobrevivían a aquella conspiración de novela barata. Soltó el humo entre los dientes, y la sombra se escapo entre las volutas de humo que se elevaban hacia la noche. Se permitió una sonrisa de satisfacción y orgullo. El pequeño triunfo le hizo pensar en Sara. El resto era fácil.

viernes, febrero 16, 2007

An elseworlds of DC Universe: Roswell 1947 Capítulo Siete

Cementerio Municipal de Gotham
Gotham City.
9:30. Domingo 8 de Mayo de 2005

-¿No había un lugar mejor para hacer esta reunión de negocios?- carraspeo Ollie, nervioso. Nunca le habían gustado los cementerios. Todo lo relacionado con la muerte le producía urticaria. Siempre sentía un escalofrío en la espalda cuando se mentaba al ángel de la muerte y sus dominios. Además el cielo ennegrecido, salpicado por unos rayos rápidos y luminosos, acompañados de truenos secos, que parecían vaticinar el fin del mundo, no ayudaba demasiado.

-Aquí me siento en paz.- Bruce no dejaba de mirar las tumbas de sus padres. Estaban ubicadas debajo de un sauce llorón, encima de una pequeña colina, que dominaba el cementerio de Gotham. Una brisa suave y fría rompía la quietud que reinaba en aquel lugar. La falta de lluvia, parecía contener el momento en una burbuja temporal.

-Si, en paz total. Desde que entramos al campo santo, no tengo cobertura de movil, ni he podido sintonizar ninguna emisora de radio. Se podría decir que en este cementerio el “silencio” campa a sus anchas.- Ollie no pudo evitar sonreír. Siempre le gustaba estar un paso por delante de Bruce. Eran ocasiones contadas. Y disfrutaba cada una de ellas.

-Allí esta Hal. Puntual como un reloj.

Bruce se lo indico con un gesto imperceptible de su cabeza. Ollie pudo ver por primera vez a Hal Jordan. Dicen que las primeras impresiones son las que cuentan. Y sin duda, Hal Jordan le iba a caer bien. Con una estatura por encima de la media. Pelo castaño, hombros cuadrados, y un físico de atleta, Jordan caminaba seguro de si mismo, con un paso firme y notablemente militar. Miraba hacia delante sin dudar de su camino. Levanto un brazo a modo de saludo, cuando se percato de que Bruce y Ollie habían reparado en su presencia. Cuando se acerco a donde se encontraban, Ollie pudo ver por si mismo, lo que ya le había contado Bruce sobre este piloto de las fuerzas armadas. Que en su mirada no cabía el miedo. Y que este hombre, debía ser uno de los mejores aliados posibles, en la lucha que les aguardaba en el horizonte.

-Gracias por venir, Hal. No puedo expresar con palabras, lo agradecido que estoy a que hayas accedido a tener esta reunión, sabiendo que no solo esta en juego tu carrera profesional, sino incluso tu vida, al venir aquí.- En las palabras de Bruce había verdadera sinceridad. El juego se estaba volviendo cada vez más peligroso y aterrador.- Te presento a Oliver Queen. Queen es un buen amigo, y esta al corriente de todo. Puedes hablar tranquilamente en su presencia. Y por supuesto, nada de esto saldrá a la luz. Tienes mi palabra de honor, y la palabra de Ollie.

-Gracias Bruce. Encantado de conocerte Ollie.- Hal tendió la mano primero a Bruce y después a Ollie. Un apretón de manos puede decir mucho de una persona. Lo que Hal dedujo fue que podía confiar en estos dos hombres. Cada uno a su manera. Y pensó que Ollie sería un estupendo compañero de borrachera.- Creo que todos nos jugamos algo más que nuestras posiciones sociales. Lo que os voy a contar es muy grande. Quizás lo más extraño que hayáis oído en vuestras vidas, pero es la pura verdad. Pero debe salir a la luz. Se lo debo a Diana. Y solo por su recuerdo, merece la pena ser contado.

-Siento lo de Diana. También era una gran amiga mía. No te preocupes Hal. Llegaremos al fondo de este asunto. Tengo a varias personas investigando su asesinato. Los culpables no quedarán impunes.

-Lo se. Pero parece que fue ayer cuando estuve con ella hablando y tomando un par de cervezas en el bar. ¡Dios! Fue la última vez que la vi. Esa misma noche la mataron. No me dejo acompañarla a su casa. Era dura de pelar.- No pudo evitar sonreír, al recordar la preciosa sonrisa picarona de Diana al dejarle plantado en el bar. Le parecía estar escuchando su maravillosa voz. “Esta noche tu avión no aterrizará en mi hangar, soldado.”- Quizás las cosas hubieran ocurrido de distinta forma si la hubiera acompañado a casa.

-Desde luego tú tendrías una sonrisa permanente en la boca. Por lo que contó Bruce de esa mujer, debía ser una autentica belleza.

-Era más que belleza, Ollie. Esa mujer era una diosa en cada una de sus facetas. Honraremos su memoria, cuando destapemos toda esta conspiración de Luthor.

-Y se nos esta acabando el tiempo Bruce. Luthor esta moviendose cada vez más deprisa. Aquí tienes el informe que te prometí.- Saco un sobre doblado verticalmente del bolsillo interior de su americana. Estaba a punto de reventar.- En el se detalla la información necesaria para destapar todo lo que esta ocurriendo en el Area 51. Aquello es más que una base aérea de aviones experimentales. Me atrevería a decir que se esta fraguando un golpe de estado.

Bruce y Ollie, miraron a la vez a Hal Jordan. Sabían que las ambiciones de Lex Luthor eran altas, pero nunca hubieran podido imaginar, que pudiera llegar siquiera a pensar a obtener el poder mediante un golpe de estado.

-Pero, ¿Cómo es eso posible? Quiero decir, las últimas encuestas lo sitúan 7 puntos por encima del candidato demócrata. Luthor casi puede sentir el tacto del sillón presidencial, para que se arriesgaría a tomar el poder de forma violenta.- Bruce entrecerro los ojos. Algo en su mente había encajado. De repente vio todo la imagen completa. Aún así, dejo hablar a Hal.

-No tiene porque tomar el poder antes de su investidura. Pero una vez en la casa blanca, respaldado por el ejército, podría convertir la república en una dictadura.

-Pero, eso es imposible. El pueblo no se lo permitiría. Se lanzarían a las calles, y retomaríamos el poder. Esta claro que el coste de esto sería elevado. Aún con el apoyo de los otros cuerpos militares y estatales, las victimas civiles serían demasiadas. -Ollie no podía ni siquiera imaginarselo. Aquella situación era dantesca. Había que acabar con Luthor. -Por no decir la ONU y los aliados de nuestro país. Mediarían en el conflicto y enviarían tropas para acabar con Luthor.

-No si sus fronteras se vieran amenazadas. No si Luthor llevará la guerra a sus puertas.

-Pero eso, eso significa….no puede ser cierto. Luthor esta loco, pero no tanto. ¿Como podría Luthor ni siquiera tener semejante ejercito?- Ollie comenzaba a sentir vertigo. Una cosa era luchar contra un hombre ambicioso. Pero otra muy distinta, contra un hombre que parecía sacado de un comic de superhéroes. Empezaba a pensar que Jordan estaba loco de atar.

-Clones. Superhombres. Aviones experimentales. Todo esta ahí. En el informe que os he pasado. He visto a cientos de ellos volando en formación sobre el cielo de Nevada.

-¿Clones? ¿superhombres?, pero de que diablos estas hablando. Esta historia es cada vez más disparatada. Si ya es difícil creer en la existencia de un superhombre, ¿Cómo vamos a creer en la existencia de un super-ejercito de clones?- Ollie tenía claro ya que este tío estaba loco de atar. Seguro que había subido muy alto con algún avión o cohete o lo que sea que llevará aquel tío, y se le había cortado el suministro de aire. De ahí los daños cerebrales.

-Dejale hablar Ollie. Hay ciertas cosas que empiezo a ver muy claras. Hal Jordan esta diciendo la verdad. Continua.

-Gracias Bruce. Pertenezco a un cuerpo de pilotos de elite. Probamos aviones experimentales de última generación. Nuestra base esta situada en el area 51. En el ejercito nos llaman los “linternas Verdes” porque los motores de los aviones que estamos probando están basados en una especie de piedra de color verde que brilla con una radiación iridiscente. Nadie sabe si aquello es perjudicial o no para la salud. Nadie sabe si esa clase de combustible pertenece siquiera a la tierra. Pero es parte de nuestro contrato. Tanto lo de no preguntar como lo de sacrificar nuestras vidas por nuestro país. La creencia entre los compañeros de la base, es que existe una base secreta dentro de la base. Todo el mundo cree que esta piedra tiene un origen extraterrestre.

-¿Entonces es cierto aquello de que cayó una nave en Roswell, en 1947?- Ollie empezaba a tener los ojos como platos.

-Yo no he visto la nave original. Pero algún primerizo diseño de los aviones, estaba basado en aquella nave. Pero aún hay más.

-La nave estaba tripulada o al menos tenía varios ocupantes. Uno de ellos es “nuestro” superhombre. Debió sobrevivir de algún modo. El ejercito, perdón, Lionel Luthor se hizo con el control de este “superman” y lo han utilizado todos estos años como arma secreta. Es su “arma de destrucción masiva”.

-Exactamente Bruce. Cuentan que antes de que las bombas de NAPALM estuvieran listas, Lionel Luthor, el padre de Lex, mandaba a este superhombre para que realizará varias pasadas en vuelos estratosféricos, sobre puntos estratégicos vietnamitas, e incendiara con su visión calorífica dichas posiciones.

-Pero eso, eso es una locura. ¿Qué clase de hombre haría eso? - A Ollie le costaba cada vez más, estar escuchando a aquella conversación, a mitad camino de articulillo de un periodicucho de tercera, mitad guión de una novela de ciencia ficción.

-Piensa que no es humano, Ollie. Estamos hablando de un alienígena. Solo que no es verde, pequeño y con los ojos grandes. Es alguien como tu y como yo.

-Esta bien, pero aunque este superhombre, fuera real, ¿Cómo es posible que Luthor siquiera pudiera plantearse una invasión a escala planetaria? Es solo una persona. Por muy super que sea.

-Te olvidas de los clones Ollie.- Bruce tenía puesta la mirada en el infinito. Ollie casi podía oír el zumbido de sus neuronas.- Lex ha creado un ejercito de superhombres. Capaces de oponer y destruir cualquier fuerza militar convencional. Nadie esta preparado para esto.

-Si pero como en el relato de Pandora, siempre queda la esperanza. Y como en la historia de Aquiles, este ejercito de clones tiene un punto débil. – Una luz brillante pareció relampaguear en los ojos de Jordan.- Estos clones tienen una vida media de una semana. El proceso de clonación no es perfecto. Apenas sobreviven una semana. Además, carecen de voluntad propia, y tienden a quedarse plantados en cualquier parte, incapaces de efectuar ningún movimiento. Para subsanar este error, los científicos del proyecto OMAC luthor crearon a Brainiac.

-¿Proyecto OMAC?- Ollie seguía tragandose la incredulidad a cucharadas.

-One Man Army Coprs. Son el nombre en clave del ejército de clones del que estamos hablando. Brainiac es el superordenador que controla a todos estos clones. Llevan nanobots circulando por el sistema sanguíneo, con algunos receptores/transmisores implantados en su cerebro, que los mantiene conectados al sistema Brainiac, y que permite a Luthor y su gente, tener un gran, obediente y leal ejercito de superhombres.

-¡DIOS! Pero esto es una locura. Parece un mal guión de una mala película de serie Z.- Ollie no podía aguantar más. Aquello había pasado de ser una conspiración del ejército a una especie de paranoia mutante donde los clones, superhombres y hombrecillos verdes, campaban a sus anchas, por un mundo ajeno a esta realidad, solo visto en las películas y las series de televisión.

-Entonces – Bruce obviaba los comentarios de Ollie. Sabía que su amigo, no creería ni una sola palabra de aquello. Para Ollie solo existía lo que podía ver y golpear. Era un hombre muy anclado en el mundo real. Más preocupado por los problemas que atormentaban a la gente, que las fantasías paranoicas que poblaban Internet. Sin embargo sabía, que cuando llegase la hora, Ollie estaría en primera línea.- ¿estas diciendo que si ese superordenador cae, el ejercito de superhombres no serán más que unos muñecos a tamaño 1:1?

-Exacto, Bruce. Pero siempre quedará el original.

-¿Y como podemos acabar con él?

-Junto con la copia del proyecto OMAC, os he dejado una copia del informe Steel. En el se sitúa la localización de algo o alguien, que es importante para el “hombre de acero” de Lex Luthor. Quizás sea una buena idea saber que es lo que luthor esconde en aquel lugar.

-Está bien. Tendremos que echarle un vistazo. O si aquello es simplemente una pista falsa, o nos conduce a una trampa. No me fío de Luthor ni un pelo.

-Existen rumores de que Luthor no se separa nunca de un anillo verde. Creemos que esta hecho del mismo material con el que se alimentan los motores de nuestros aviones.

-Entonces, deberemos robárselo. Y conozco a la persona indicada para ello.

domingo, diciembre 03, 2006

An elseworlds of DC Universe: Roswell 1947 Capítulo Seís

Smallville, Kansas
18:30. Miercoles 18 de septiembre de 1957

-¡¡¡¡¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!

Clark no podía contener la emoción. ¡¡Lana lo había besado!!. ¡Y vaya beso!. Llevaba soñando con aquello desde el primer día que conoció a lana en clase. Era guapa y pecotosa. Pelirroja. Nunca había visto un pelo tan bonito. Cuando le hablo, Clark pensó que estaba oyendo la voz de los ángeles. Cuando le dio la mano por primera vez, Clark pensó que podría saltar tan alto, que alcanzaría las estrellas y le robaría una al cielo, para dársela a su pequeña princesa. Estaba tan contento que no se percato que cada vez corría más rápido. Iba dejando un rastro de mazorcas de maiz dobladas. No conseguía oir nada. Como siguiera tan rápido es posible que se incendiarán los campos de Maíz. Recordaba las explicaciones de su padre sobre evitar utilizar sus poderes con frecuencia, y los riesgos que podía correr si alguien lo veía. Le gustaba utilizarlos para ayudar a su padre en la granja. Facilitaban el trabajo pesado de todos los días. Pero su padre insistía en recordarle que debía tener cuidado.

Pero aquel día, era demasiado feliz. La felicidad no le cabía en el cuerpo. Era tan feliz que creía poder volar. Así que decidió saltar. Se elevo por encima de los campos de maíz. Vio el valle entero. Todo lleno de plantaciones. Al fondo podía ver Metrópolis. Cayo al suelo y siguió corriendo. Cogió más impulso y salto de nuevo. Esta vez creía que se iba a salir de la tierra. Consiguió vislumbrar un depósito de agua. Era tremendamente alto. Pero esta vez lo conseguiría. Dejo que la gravedad hiciera el resto. Aceleró todo lo que pudo y saltó. El momento fue eterno. Estaba volando. Su sonrisa no le cabía en la cara. Aterrizó sobre el depósito. El golpe lo desequilibró un poco, pero consiguió sujetarse. Se sentó. Inspiró profundamente y de su boca brotó una risa espontánea, llena de alegría y optimismo. La vida le sonría. No podía pensar que hubiera nada mejor. Giró la cabeza en dirección a su casa. La vio a lo lejos. Se recortaba contra un anochecer que lo inundaba todo de colores rojizos y violetas. No podía creer que este mundo fuera tan hermoso. Se levantó, y bajo de un salto. Aterrizo en el suelo y se dispuso a ir andando tranquilamente a su casa.

Smallville, Kansas
18:30. Miercoles 18 de septiembre de 1957

-¿Qué aspecto tiene el chico?- pregunto Luthor mientras miraba por los prismáticos, e intentaba ver el cruce de carreteras.

-El de cualquier granjero de Kansas- Napier casi escupía las palabras. Se quitó las gafas de sol que llevaba y miró a Luthor.- Cualquiera diría que es oriundo de Smallville. Lo que no me explico es como puede ser el ser más increíble de este jodido planeta, un simple granjero de Kansas.

-Es el disfraz perfecto, Joker. Llevamos más de 10 años buscándolo y no lo hemos encontrado hasta ahora. Esa maldita pareja le han enseñado bien. La disciplina es uno de los principios básicos en la formación de los jóvenes. Será fácil dominarle. Subyugarle. Por cierto, ¿Qué habilidades ha demostrado?

-Los técnicos, llevan más de dos semanas de observación. Queríamos asegurarnos bien esta vez. Aún recuerdo el fiasco de aquel chico que atraía los rayos. –Joker agacho la mirada. No le gustaba mucho pensar en sus fracasos.

-Si, yo también lo recuerdo.-la cara de Luthor se tornó en una mascara de rabia. Aquel fue otro de sus más sonoros fracasos. El chico era especial, pero nadie consiguió saber porque. Parecía cosa de magia. En aquellos momentos, los restos del chico estaba diseminados en frascos con fermol.- Prosigue.

-Bien, hemos podido comprobar que tiene super-fuerza, super-velocidad, su resistencia también es bastante considerable. Y algún técnico afirma que puede estar desarrollando un oído altamente fino. En alguna ocasión parecía que nos podía oír. Se giró un par de veces hacia nosotros. Vamos un super-oido. Todo lo tiene super. Hay un científico que esta hablando incluso de que su aliento podría llegar a congelar las cosas. Se lo imagina, que poder más estúpi…

-¿y volar? ¿puede volar?- disparó Luthor, mientras miraba directamente a los ojos de aquel monstruo que era el Joker. La pregunta llevaba rondandole desde que vio aquella nave en aquel quemado campo de maíz.

El Joker aguantaba la mirada con una sonrisa maquiavélica en su rostro. Era el único ser vivo, que no apartaba los ojos. Era como mirarse en un espejo. Como mirar al abismo.

-Por ahora no. Pero es posible que en un futuro sea capaz de hacerlo.


Smallville, Kansas
18:30. Miercoles 18 de septiembre de 1957

Llevaba más de 3 horas tumbado sobre la colina. La misma posición. Empezaba a refrescar. La capa de camuflaje que le cubría todo el cuerpo, no le proporcionaba demasiado calor. Daba igual. No sentía ni frío ni calor. Solo existía la misión. Y no podía fracasar. Ajusto una vez más la mirilla del rifle. Era largo y pesado. Estaba apoyado para que el disparo fuera preciso y perfecto. No podía fallar. Producía un ruido sordo. Casi un silbido. Los técnicos habían conseguido eliminar las vibraciones. Decían que tenía un alcance de 25 Km. En las pruebas, consiguió acertar en el blanco a 10 Km y medio. Suficiente. Nadie lo había superado. Se permitió sonreir durante un segundo. Coloco su único ojo sobre la mirilla y siguió esperando la orden.


Smallville, Kansas
18:30. Miercoles 18 de septiembre de 1957

Martha termino de hacer las compras de la tarde en la tienda de ultramarinos. Le encantaba charlar con la buena de Gloria. Recogió sus bolsas, se despidió de Gloria y las cargo en la furgoneta. Le encantaba conducir. La sensación de libertad que le producía, no tenía precio. A Jonathan no le hacía tanta gracia que condujera. Era un viejo carcamal. La sociedad estaba cambiando, y ella no podía quedarse sentada. Se acordó de Jonathan estaría en la granja terminando de recoger y limpiando las herramientas. La estaría esperando, pacientemente. Le daría un beso, una zurra en el trasero y le guiñaría un ojo. Siempre lo reprimía por hacer eso, pero en el fondo le encantaba aquel juego. Prepararía la cena y esperarían a Clark. Cuando pensaba en su hijo, era imposible no sonreir. Era la luz de su vida. Cayo del cielo y les dio la mayor de las alegrías. Sabía que la cigüeña no lo trajo de París. Pero no le importaba. Su hijo era todo para ella. Y para Jonathan. Cuando lo recogieron de aquella cosa, y huyeron a Kansas, se pegaban las noches enteras contemplando como dormía. Parecía un ángel. Era su ángel.

Iba a conectar la radio. Quería escuchar algo de música, mientras conducía hasta casa, cuando en el cruce, vio a una joven de pie al lado de una furgoneta. Del motor de la furgoneta salía un humo blanco e intenso. Vio como la joven se giraba al oír el ruido del motor que se aproximaba. Le hizo señas. Martha no sabía que hacer. Sintió una punzada de miedo. Jonathan le había dicho que tuviera cuidado. Que estarían buscando a Clark. Pero llevaban más de 10 años y no le habían encontrado. Quizás, quienquiera que le buscase, habría desistido. Cada noche miraban al cielo, pensando que los “verdaderos” padres de Clark venían a buscarle. Pero los que más le asustaban eran los militares. Las historias de OVNIS y extraterrestres se habían disparado esos últimos años. Cada mañana al despertar, iba al cuarto de Clark y daba gracias al señor porque siguiera ahí.

Se decidió a parar. Una vez estuvo en la misma situación y le fastidiaba ver que la gente ni siquiera le preguntará que le ocurría. Freno el coche, pero no apago el motor. Debía ser cauta. Bajo la ventanilla y vio como la joven se acercaba al cristal.

-Hola, ¿Qué te ha ocurrido? ¿quieres que te acerqué a Smallville o que avise a mi marido para que miré el motor?- Martha sonreía con franqueza. La joven era alta, rubia y muy guapa. El sueño de cualquier hombre. O la hija que toda madre podría desear. Tenía una sonrisa casi perfecta. Se acercaba despacio.

-La verdad es que la estaba esperando Sra. Kent.- Martha no supo nunca de donde sacó el arma.Un segundo estaba mirando a la chica y al siguiente vio el cañón de una pistola apuntándole. Martha sintió rabia y dolor, pero sobre todo miedo. Mucho miedo. Miedo por su pequeño Ángel.

Smallville, Kansas
18:45. Miercoles 18 de septiembre de 1957

Clark se acercaba despacio. No sabía el qué, pero algo pasaba en la granja de los Kent. Lo primero que notó, fue la ausencia de ruido. Habitualmente los animales de la granja, montaban mucho escándalo. Y sobre todo, Krypto. Parecía tener superoído. Era capaz de saber que venía por muy silencioso que fuera. Pero esta vez, no oía sus ladridos. Algo raro pasaba en su casa. El miedo empezó a apoderarse de su estomago.

Cuando llego a la puerta de entrada a la granja, comprobó que la furgoneta no estaba. Su madre no se encontraba allí. Eso le tranquilizo. Quizás su padre se había llevado a Krypto al veterinario, y por eso no oía sus ladridos. Quizás se lo había llevado a dar una vuelta con el caballo.

-Si, quizás. Y quizás yo me he dejado llevar por los miedos de mi madre.- Pensó Clark, mientras comenzaba a subir las escaleras del portal de su casa.

La casa estaba desierta. No había nadie. Y todo estaba tal y como lo había dejado esta mañana. No habían robado nada. Pero el miedo empezó a apoderarse de su cabeza. Con pasos vacilantes, se aproximo al granero. Allí tenía su cuarto de estudio. Su fortaleza de la soledad, como lo llamaba su padre. Podía pegarse horas y horas mirando al cielo, y leyendo todos aquellos maravillosos libros. Pasaba horas hablando con Lana, arriba en su pequeño rincón. Aquellas tardes eran maravillosas. Y a partir de aquel día, lo serían aún más.

El miedo lo cogió por el cuello y le estranguló todas las ilusiones. Se encontró a su padre con un subfusil apuntándole a la cabeza. Estaba rodeado por 7 soldados. La visión lo paralizo de tal modo, que no fue capaz de articular palabra. El sargento del pelotón lo hizo por él.

-Pon las manos sobre la cabeza y tumbate en el suelo. Haz lo que te decimos, y tu padre no saldrá herido. Sabemos que eres.- Remarco el que con desprecio.- Sabemos de lo que eres capaz. Pero no creo que seas tan estúpido y sobre todo tan rápido, para intentar una tontería.

No podía creer que aquello fuera cierto. Durante muchas noches, había escuchado llorar a su madre, sin que ellos lo supieran, sobre el miedo que tenía si llegaba este momento. Sabía que podría llegar, pero se veía capaz de defender a sus padres. Debía ser capaz. Era más fuerte que varios hombres juntos. Era más rápido que las locomotoras eléctricas. Era mejor que ellos, pero no sabía que hacer. No estaba entrenado para dañar a nadie. Sus padres siempre le decían que la violencia no era la respuesta. Quizás se equivocaban. Debía intentar algo. Pero el miedo, seguía sujentadole con fuerza y le impedía moverse.

-Clark, hijo. Haz lo que te dicen. No intentes nada. Es mejor así. No quiero que salgas herido hijo. No podría soportarlo. Por favor, calmate y todo saldrá bien.

La voz de su padre sonaba lejana. Le tranquilizó. Pero no podía evitar pensar que debía hacer algo. Podía acabar con aquella estúpida situación en dos segundos. Miró el rifle que apuntaba directamente a la cabeza de su padre. Ese debía ser el primer movimiento. Apartar el rifle y sacar a su padre a la máxima velocidad. Lo pondría a salvo, y volvería para encargarse de los soldados. Después se preocuparía de buscar a su madre.

Sonrío y se preparó para su primera actuación. Solo oyó un “¡HIJO NO!” de su padre y un extraño silbido que venía de atrás.


Smallville, Kansas
18:45. Miercoles 18 de septiembre de 1957

-¡FUEGO! ¡FUEGO MALDITA SEA!!

Había miedo en la voz de aquel sargento. Y él no toleraba el miedo. Y menos que le gritasen. Aquella nenaza moriría gritando. Nadie le gritaba al oído. Casi le desconcentra. Casi. Apenas recibió la orden, efectuó el disparo. Apenas sintió un leve empujón en su hombro. El retroceso fue absorbido por aquel extraño rifle. Casi parecía alienígena. Los técnicos le dijeron que la bala estaba compuesta por un material extraño. Sería capaz de dañar a aquel ser. Apunto al hombro izquierdo. El disparo sería preciso y certero. Le incapacitaría el brazo y lo tumbaría al suelo. El dolor que sentiría lo dejaría inconsciente durante una hora. Si fuera un hombre normal, aquella bala de ese calibre le arrancaría el brazo de cuajo. Pero aquel ser no era normal. Decían que podría soportarlo. Aquello no le parecía nada normal. Tendría que verlo con su único ojo.


Smallville, Kansas
18:47. Miercoles 18 de septiembre de 1957

El dolor que sentía en la mano, no era comparable al dolor que sintió al ver a su padre tumbado en el suelo con el pecho abierto como una flor. Yacía tumbado boca arriba. La boca abierta con la palabra ¡Hijo No!, aún en sus labios. No podía creer que aquello estuviera ocurriendo. Su padre había muerto. Delante suyo y por su culpa. Al oír el ruido, se giró. Logro ver la bala, venía directa hacia él. Se aparto para evitar la trayectoria. Pero se dio cuenta de que iba hacia su padre. Sin pensárselo dos veces, intento coger la bala con la mano. Se la atravesó limpiamente. El dolor era lacerante e intenso. La herida tenía un color verde fosforescente. Parecía que se le iba a pudrir la mano. Pero al ver a su padre muerto, su mundo se volvió del revés.

En un instante se encontró arrodillado al lado de su padre. Las lágrimas le brotaban de los ojos sin control. Oía a los soldados gritar ordenes. Le apuntaban con las armas. Se movían sin parar, gritando y gritando. Todo le daba igual. Su padre había muerto por su culpa. Le daban igual las armas, los gritos, los soldados, todos. Solo querían que se callarán. Un grito, profundo, amargo, desde el fondo del alma, pugno por salir por su garganta. La rabia contenida exploto en un grito aterrador. Los soldados soltaron las armas, se llevaron las manos a los oídos. Algunos de ellos comenzaron a gritar también. Pero el grito de Clark los eclipso a todos. Cuatro de ellos, comenzaron a sangrar por los oídos. Uno se agitaba compulsivamente. Otro consiguió arrastrase fuera del granero. El sargento cayo de rodillas, sin tener tiempo siquiera a taparse los oídos. Fue incapaz de oir su propio grito.


Smallville, Kansas
18:47. Miercoles 18 de septiembre de 1957

-¿Pero que demonios es ese ruido?- consiguió articular Luthor, mientras se llevaba las manos a los oidos.

Joker le indico con la cabeza que no tenía ni idea. A medida que se acercaban a la granja de los Kent, aquello iba en aumento. El convoy freno la marcha. Cuando el grito cesó súbitamente.

-Dios, ya era hora. Joker, pide un informe de situación.

-Joker a chico de acero, Joker a chico de acero. ¿Me copias?. Solicito informe de situación.- Joker lo intento un par de veces más. Al final desistió y contacto con el francotirador. La situación era mala. Muy mala. La boca del Joker perdió su sonrisa.

-Deathstroke me informa que efectuó el disparo. La situación se volvió delicada. Parece ser que el chico consiguió esquivar la bala, pero mató a su padre. De ahí el grito.

Lionel Luthor sopeso la situación. Jugueteo con su mano izquierda con algo que llevaba en el bolsillo. Se llevo la mano derecha al mentón. Una sonrisa floreció en su rostro. Tras la sonrisa vino una risa floja. Después vino una carcajada. Y tras la carcajada, una risa aterradora y terrorífica, digna de un villano de opereta. El joker comenzó a reir. Aquello parecía el pabellón de los locos.

-Dios mío es perfecto Joker. Perfecto.- Consiguió articular Luthor mientras se ponía el anillo en su mano derecha.


Smallville, Kansas
18:49. Miercoles 18 de septiembre de 1957

El espectáculo era dantesco. Los soldados yacían en el suelo muertos. El chico extraterrestre seguía abrazado a un padre destrozado por la bala. El pobre bastardo no debió sentir dolor. La espina dorsal le saltaría en mil pedazos antes de que el cerebro pudiera procesar la información. Casi se compadeció de él.

-Chico, oye chico. Aquí. Mira lo que tenemos.

Clark giró la cabeza. El odio y la rabia de su rostro se convirtieron en desesperación y terror cuando vio a su madre encerrada en una jaula de un extraño color verde. Se sentía extrañamente cansado y débil.

-Ves estos barrotes, son del mismo material que la bala que te ha atravesado la mano. Es imposible que salves a tu madre. Y la verdad, te necesitamos más vivo que muerto. Así que pon las cosas fáciles, y ríndete.

Clark vio a su madre arrodillada llorando. Lo miraba con dulzura y odio a la vez. Su padre había muerto por su culpa. Nunca podría perdonárselo. El mejor hombre que había conocido. No podía dejar que le ocurriera eso a su madre. Se levanto con la mano apretada contra su cuerpo. Apenas podía moverse. Lionel luthor se acerco a él. Tenso su mano derecha. Y le soltó un gancho de derecha lleno del odio, de la rabia y la frustración de aquellos 10 años persiguiendo quimeras.

-Ya eres mío, maldita escoria extraterrestre.

lunes, octubre 16, 2006

An elseworlds of DC Universe: Roswell 1947 Capítulo Cinco

Mansión Wayne
Gotham City
11:30. Viernes 15 de Abril de 2005

-Buen golpe Ollie- Bruce se llevó la mano a la cabeza tapondo el sol que le impedía seguir la trayectoria de la pelota.

-No creo que llegue tan lejos como el tuyo, Bruce. Y hablando de llegar lejos, ¿has visto el anuncio de Lex Luthor?

-Lo vi el otro día en las noticias de la CNN. La verdad es que no me sorprendió en absoluto. Su poder dentro del gobierno es cada día mas evidente. Y su influencia en la vida política es cada día más notable. Presentarse como senador por el estado de Kansas es el paso lógico dentro del calculado plan que tiene dentro de la cabeza. Nunca ha dado ningún paso en falso. Hay un gran esquema montado en su cabeza. Y debemos averiguar de que se trata.

-Es un perro viejo y saber cubrir muy bien su rastro. Habrá que investigar e indagar mucho dentro del fango.- Bruce indico con un gesto a Ollie que empezarán a caminar hacia el green. Hacía un día soleado y agradable. Al fondo se podía distinguir, entre la niebla perpetua que envolvía la ciudad, el contorno de Gotham. A la luz del día parecía casí limpia y pura.

-La política exterior de nuestro país se esta radicalizando excesivamente. Bajo cualquier excusa, el presidente amenaza con un desembarco de tropas a otros paises. Los medios de comunicación dirigidos por el gobierno intentan que la opinión pública apoye al presidente. Si Luthor llegará al Congreso, su poder e influencias decantarían la balanza a favor de los más radicales. Debemos tener un as en la manga.

-Lois Lane esta bastante en contra de Luthor. El artículo que escribió el otro día en el Daily Planet fue bastante demoledor, aunque sin pruebas fundamentadas. No se como Perry dejo convencerse para que fuera publicado.

-La señorita Lane asegura que mantuvo un breve contacto con el “superhombre” en alaska. Además Ollie, la verdad es que la señorita Lane tiene buenas y poderosas razones para convencer a cualquier hombre.

-¿Tan atractiva es?- dijo Ollie mesandose la barba.

-Vaya si lo es. Lástima que el día de la fiesta, no pudiera acercarme demasiado a ella. Estaba más preocupado por el tiburón de Luthor. Seguro que entonces estaba tejiendo su red y atrapando a todos los peces gordos que "nadaban" por la fiesta...

-Por eso no me gusta nada su candidatura. Posee muchos, buenos y profundos contactos dentro del ejercito, en el gobierno y en el mundo empresarial. Puede llegar a tener demasiado poder.

-Los contactos del ejercito vienen de su padre.-Bruce paro un momento de hablar. Se llevo la mano a la barbilla. Siempre que hacía ese gesto, Ollie sabía que estaba atando cabos en su mente. Siempre había creido que si estuviera lo suficientemente silencioso, podría escuchar su pensamiento. Bruce continuo- Su padre hizo una gran carrera en el ejercito. Su nombre aparece en casi todas las listas secretas del ejercito. La clasificación y rango que llegó a tener solo fue heredado por Lex. Nadie ha tenido jamás tanto poder dentro del ejercito. Su muerte nunca fue aclarada. Existen muchos puntos negros sin esclarecer. Los generales que fueron leales a Lionel, lo son a Lex. De ahí sus continuos contratos en armamento y nueva tecnológia. WayneTech nunca ha tenido ninguna oportunidad. Aún cuando los proyectos presentados sean mucho mejores.

-No podrás negar, que la imaginación para la destrucción que parece poseer Lex y su equipo, no parece tener limites. Y esta en perfecta sintonía con las ambiciones del ejercito.

-Si pero hay más. Hay algo que esta oculto. Una cosa son los proyectos armamentisticos estandar y otra muy distinta son los proyectos de alto secreto. Nunca he tenido ninguna oportunidad. Parece que siempre va un paso por delante.-Bruce eligió el palo para atacar el green. El golpe fue preciso y dirigido. La pelota se pasó rozando el hoyo a escasos centimetros.

-¿Crees que te ha espiado?- Ollie siguio la trayectoria de la pelota, y no pude evitar que se le escapará una maldición. Bruce era jodidamente bueno en casí todo lo que se proponía.

-No, errr, no lo creo.- Bruce no pude evitar sonreir. Sabía que era el único, a parte de Ron, que podía llegar a enervar a Ollie. Cada día disfrutaba más con ello, pero sobre todo disfrutaba con su amistad.- Muchas veces pensaba que si, pero sus diseños estaban a años luz de los presentados por Wayne Tech. Mis proyectos parecían juguetitos de niños a su lado.

-¿Incluso aquel coche-tanque antidisturbios que intentaste venderme hace años?- pregunto Ollie, mientras se preparaba para lanzar el siguiente golpe.

-Aquello- Bruce río con franqueza, recordando “aquel” juguete”- Bueno, siempre pense que deberías haber comprado varias unidades para Star City. Demostraron su eficacia, cuando Gotham tembló aquella larga y oscura noche. El alcalde en persona, así como la policía de Gotham, me dieron las gracias otorgandome las llaves de la ciudad y nombrandome policía de honor.

-JA! Bajo ningún concepto y durante mi mandato, permitiré que ningún vehiculo fascista, pisé las democráticas calles de Star City.- Ollie golpeo la pelota con demasiada fuerza, y paso varios metros por encima del green. Esta vez Ollie juro en alto.

-Siempre te pierde la paciencia Ollie. Quieres acabar con todo deprisa. Deberías tranquilizarte y relajarte. Deberías practicar algo de meditación.

-Meditación. Eso son estupideces orientales. No necesito pensar ni liberar mi mente para relajarme. Todo lo que necesito para sentirme mejor es gastar mis energías en algo útil. No hay nada como el esfuerzo físico para llegar al nirvana.- Ollie le guiño un ojo a Bruce, y volvió ligeramente su cabeza hacia el coche donde estaba su chofer.

Era rubia platino. Los ojos azules como el mar. Llevaba un uniforme ajustado y ceñido. El mono era de un color tan negro que solo reflejaba la luz, haya donde las curvas de su impresionante cuerpo no parecían poder ser contenidas por esa minuscula capa de tela. Llevaba una chaqueta de cuero negro, que le llegaba justo donde la cintura dejaba paso a unas caderas anchas y casí perfectas. Parecia estar apoyada en el cochecito de golf, completamente relejada e inmiscuida en su mundo. Pero Bruce sabía, que solo era una fachada. Esa mujer había nacido dispuesta y preparada para el combate. El autocontrol que poseía era increible. Al más mínimo indicio de peligro, reaccionaría saltando a la posición de Ollie y lo protegería de cualquier ataque.

-Así que, ¿Dinah?, ¿se llama así?- Ollie asintió- ¿es tu amante a parte de tu guardaespaldas?. Ya sabes lo que dicen, donde tengas la olla….

-JAJAJA! Hablo quien pudo. ¿Qué fue de Sasha?. Ouch! ¿ha sido un golpe demasiado bajo?.- Ollie se doblo sobre su cintura, simulando un puñetazo en el estomago. – Es una de las mejores guardaespaldas que se puede conseguir. Me derrotó en combate singular. Y eso para mi, es sufciciente. Además, tiene uno de los mejores cuerpos que se pueden encontrar. Y ella no tiene problemas con ello, así que, ¿Por qué no poder tenerlo todo?. ¿quieres enfrentarla a una de tus chicos? Derribaría a cualquiera con una mano atada a la espalda.

-No tengo ganas de que te quedes sin guardaespaldas. Dick podría derrotarme incluso a mi. Tim es demasiado joven. Y ya sabes lo que ocurrió con Jason.-La mirada de Bruce se lleno de tristeza y rabia. Ollie, lamento su torpeza.

-Si lo siento. Ya sabés lo despistado que puedo llegar a ser. ¿Sabes algo más de lo que ocurrió?

-Todavía nada. –El semblante de Bruce se endureció. Ollie sintió pena por él. Nunca era capaz de mostrar sus sentimientos. Se los guardaba para él. Era su mascara. –Solo se lo que me contó la policía iraqui y lo que pude deducir. Lo encontraron en los restos de un hangar abandonado de un campamento de Marines en Iraq que había explotado Estaba atado a un palo con signos evidentes de tortura. La policía iraqui pensaba que había sido raptado por un grupo paramilitar islamico al que se le había ido la mano. Pero eso es lo que querían que creyeramos. Todo fue obra de ese maniaco homicida de Jack Napier. Siempre deja su huella personal. Esa sonrisa permanente grabada en la cara de sus victimas. Lo hace con un cuchillo militar. Penso que la explosíon dejaría irreconocible su marca. Ese maldito malnacido es la mano derecha de Lex Luthor. Al igual que lo fue de su padre, Lionel ¿Qué años debe de tener? ¿60, 65?. El hijo de puta posee la fuerza de un chaval de 20 años. Su historial es clasificado de alto secreto. Dicen que no hay nadie que no lea su historial y no vomite ante la lista de salvajadas que ha llegado a realizar. Es escoria. Y sus salvajadas tienen que terminar.

-Tranquilo Bruce. Yo estoy contigo. Acabaremos con ellos. Al menos, Jason consiguió la información, ¿no?

-Si. Antes de que, ….muriera, consiguió transmitir la grabación de su conversación con ese piloto de aviones experimentales. Hal Jordan, creo que se llama. Tenía bastante información sobre lo que esta ocurriendo en el Area 51, aunque no quisó contarle nada a Jason. Dijo que me lo contaría a solo a mi en persona.

- Y ¿Cómo es que se fía de ti?- Ollie golpeo la pelota con suavidad y de nuevo pasó rozando el hoyo, pero acabo a escasos diez centimetros. Maldecía su puntería.

-Le dijo que sabía que yo soy la persona más interesada en acabar con Lex Luthor y Jack Napier. Por una parte me interesa acabar con LexCorp para asegurarme el negocio con los militares. Y por otra parte, conocía a Diana.

-¿Diana Prince?. ¿La capitana del ejercito asesinada en Gotham?. ¿la conocías?

-Digamos que manteniamos un contacto estrictamente profesional.- Bruce efectuo un golpe suave y ajustado. La pelota entró limpiamente en el hoyo. Se permitió una fugaz sonrisa de satisfación. Inmediatamente volvio a su mostrar su faz seria.- Coincidimos varias veces en alguna gala benefíca y cenamos juntos un par de veces. Era una de las mujeres más increibles que he conocido Ollie. Poseía una pasión por la vida y una entereza en sus conviciones tan poderosas y contagiosas, que entiendo porque los hombres han perdido imperios y riquezas por una mujer. Era casí perfecta Ollie. Poseía el cuerpo de un Diosa. Su alma era pura y salvaje. No se merecía morir. Y menos de esa forma tan horrible y cruel.

-Lei los periódicos. Los callejones de Gotham City son muy peligrosos. ¿sabes quien pudo ser?

-Creo que todo esta conectado Ollie. Todo esta relacionado con Luthor, el Area 51 y ese “superhombre”. Tengo todas las piezas en mi cabeza. Solo tengo que encajar las piezas para ver la imagen global.

-¿Tienes algún contacto dentro de la policía de Gotham?- Ollie golpeo nuevamente la pelota. Se quedo a escasos centimetros. Se acerco hacia ella, y la golpeo con rabia. Estaba claro que el golf no era su deporte.

-Conozco a un comisario llamado Gordon. Y también al cientifico forense. Se llama Allen. A parte de eso, tengo a Dick y a Tim moviendo algunos hilos y a una hacker llamada Oraculo, rastreando internet. Vayamos al siguiente hoyo. Quizás tengas más suerte allí cabezota.- Bruce le arrebato la pelota a Ollie de las manos. El gesto fue inofensivo pero Ollie se puso en guardia. Erán hombres de acción. Les encantaba la lucha y la descarga de adrenalina que ello suponía. No sería la primera vez que se enzarzaban en un combate solo por diversión. Su pasión por las peleas los había llevado varias veces a plantearse un club de la lucha como la película.

-No quiero más Golf. Estoy cansado de este deporte elitista y snob. Dinah, alcanzame el arco. ¿Que te apuestas a que soy capaz de atravesar con una flecha, una pelota en el punto más alto de su trayectoria?- Dinah le trajo el arco. Era magnifico. Tan alto como un hombre y exquisitamente tallado. Era de un color verde oscuro. La cuerda del arco, parecía tan tensa, que parecía poder cortar un dedo inexperto.- Gracias Dinah. ¿Qué? ¿juegas?

-Por supuesto. ¿Qué tal una cena con Dinah? – Ollie tenso el semblante, pero inmediatamente acudió a su boca una sonora carcajada.

-Desde luego, tienes los huevos bien colocados. Esta claro que vas a perder, pero en el hipotetico caso de que ganarás, no creo que Dinah aceptará tu cena. ¿no es así Dinah?

La sonrisa picarona de Dinah no gusto nada en absoluto a Ollie. La carcajada de Bruce, enervo aún más, al maltrecho Ollie. Inspiro suavemente. Dejo que se llenarán sus pulmones de aire suavemente. Lo solto despacio. Coloco la flecha en el arco. Tenso la cuerda hasta un punto que parecía que se iba a romper en mil pedazos. Miró a Bruce

-Cuando quieras….

Bruce trazó un arco perfecto con el palo. Miró hacia el frente, y golpeó con fuerza la pelota. La pelota salió disparada hacia arriba y hacia delante con fuerza.. Ollie siguió la trayectoria de la pelota con la mirada. Solto la cuerda y la flecha salió con la velocidad de una bala. Alcanzó a la pelota en su trayectoria ascente. Se oyo un ¡crock! lejano. Avanzaron con curiosidad, aunque ambos sabían lo que había ocurrido.

-JA! Nunca fallo. Donde pongo el ojo....-dijo Ollie mientras recogía la flecha del suelo. La pelota estaba insertada en el centro de la flecha.Ollie mostró orgulloso su hazaña a un sorprendido Bruce.- ¿Has pensado en lo que estuvimos hablando el otro día Bruce?

-¿Presentarme a las elecciones de senador? ¿"Bruce Wayne for President"? No me gusta la política Ollie. Prefiero permanecer en las sombras.

jueves, agosto 10, 2006

An elseworlds of DC Universe: Roswell 1947 Capitulo Cuatro

En algún lugar cerca de Basora
Iraq
6:35 Jueves, 14 de Febrero de 1991.

“Llevábamos más de 6 horas de marcha a través del desierto. Con el equipo de campaña a nuestras espaldas, parecía que llevásemos 5 días. Empezaba a hacer un calor infernal y apenas había amanecido. El sudor se acumulaba bajo el uniforme. El chaleco antibalas impedía que transpirara la piel. Se podía recoger el sudor, dejarlo reposar y beberlo de nuevo. Al menos eso es lo que me pareció entender en algunas clases de supervivencia. Ya no se si era el sudor o los meados. Las dos cosas me producían el mismo asco. Y los recuerdos de aquellas clases se mezclaban en mi acalorada cabeza. Aunque si el calor era insoportable, el frío de las noches era muchísimo peor. El sudor acumulado por el día, se enfriaba por las noches. Entrar en calor antes de dormir era prácticamente imposible. No podíamos hacer fuego para calentarnos. En el desierto el humo se vería a kilómetros de distancia. Delataría nuestra posición al enemigo. Llevábamos más de dos meses en campaña. Empezaba a preguntarme si lo de delatar nuestra posición y dejar que cayeran sobre nosotros como buitres, no sería tan mala idea. Cualquier cosa me empezaba a parecer buena para acabar con aquella situación.

Los hombres del pelotón soportaban la marcha en silencio. Apenas un gruñido o una respiración más forzada. Eran los mejores hombres que se podían encontrar. Entrenados por los mejores. Estaban preparados para acabar con cualquier amenaza o enfrentarse a cualquier situación. Por algo éramos la punta de lanza del ejército americano. Los Delta Force siempre íbamos por delante. Marcábamos el camino a seguir. Y yo Diana Prince, iba en cabeza, liderando a mi pelotón.

Inteligencia nos había encomendado la misión de tomar un poblado en medio de una ruta de aprovisionamiento. Según informes detallados, el pueblo apenas ofrecería resistencia. Apenas unas escuadras de infantería del ejército republicano. Sería cosa fácil entrar, crear algo de confusión, tomar los puntos estratégicos, hacer huir a los soldados Iraquís y esperar a que la caballería llegará en forma de refuerzos aéreos y posteriormente una división entera de blindados. Pero como siempre los informes de Inteligencia tenían inexactitudes. No se si Inteligencia estaba falta de ella, o bien la inteligencia de los Iraquís no era tan tonta como nos hacían creer. Las dos, encontraron aquel pueblo abandonado de la mano de Dios o Ala en medio del desierto, muy importante desde el punto de vista estratégico, logístico o militar para el devenir del curso de la guerra.

Cuando llegamos a la cima de la colina, realizamos un reconocimiento de la zona. Mandé a Pierce y Waid a que echaran un vistazo. No vieron nada anormal. Tal como ponía el informe, no existía población civil. Solo había militares del ejército republicano. Disponían de un vehiculo de asalto rápido, con una ametralladora de calibre 22 montada encima. Tenían 5 o 6 guardias repartidos por todo el pueblo, vigilando las calles principales. Algunos de ellos se encontraban en los tejados. En algunas calles había barricadas para el impedir el paso de un convoy de vehículos pesados. Casi todo el contingente de tropas se agrupaba en torno a los depósitos de combustible que estaban al norte del pueblo. Parecía una operación rápida y fácil. Comencé a dar órdenes a mis hombres. Nos dividimos en tres grupos de asalto. Asigne un objetivo a cada uno de ellos. Iríamos despacio, pero sin pausa. No se debían hacer saltar las alarmas. Si establecíamos combate directo con ellos, la situación se pondría muy fea. Podríamos pedir los refuerzos, pero ellos también los pedirían y se establecería un combate no deseado y no planificado. Las bajas no serían aceptables.

Di la orden de avanzar. Brakes y Lenny, los francotiradores, nos cubrían el culo desde la colina. Recorrimos los 200 metros desde nuestra posición hasta las primeras casas del pueblo sin ningún contacto con el enemigo. Nos desplegamos entre las calles. Crash iría por la izquierda, Huxley por la derecha y yo me reserve el centro. Elegí una calle paralela a la derecha de la entrada principal al pueblo para alcanzar la posición Bravo. Las casas eran bajas y la mayoría de adobe. Las calles principales eran anchas, pero el resto de calles eran estrechas y angostas. Ideales para establecer una emboscada. El silencio que reinaba en el pueblo solo era roto por los ruidos lejanos del campamento principal, o los ladridos de algún perro que no sabía que estábamos en guerra. Al fondo se oía el sonido enlatado de una radio. Emitía música árabe. Una música dulce y sensual. Pronto el sonido de los rifles sustituiría al sonido de la música.

Nos estábamos acercando a la posición bravo. Iba a doblar una esquina cuando me sorprendió el sonido de unas pisadas. Frene en seco. Mi pie no fue tan rápido. Levante el puño cerrado. El grupo se quedo inmóvil en su posición. Las pisadas se pararon en seco también. Quizás me habían oído. Yo solo oía mi corazón sonar dentro de mis oídos. Espere unos segundos. Cuando me disponía a asomar la cabeza por la esquina, apareció ante mis ojos el soldado Iraqui. Apenas un niño de 18 años. Me miró a los ojos y pareció tan sorprendido como yo. Llevaba el casco mal colocado. El rifle lo llevaba en las manos como si fuera una escoba. Apenas sabía usarlo. La bragueta bajada me decía que sus necesidades fueron mayores que sus responsabilidades. La cabeza se le abrió como un melón. La sangre me salpicó toda la cara y el casco. Brakes había hecho su trabajo. Johns saco el cadáver de la calle y lo escondió detrás de unas tinajas. Empecé a reaccionar cuando Bauer me pregunto que si me encontraba bien. El mundo se volvió loco en ese momento. Un guardia en las azoteas debía haber visto caer a su camarada. Comenzó a gritar como un poseso a través de la radio. Creo que duró dos segundos gritando. Lenny acabó con él. El silencio de la radio se rompió en ese momento. Habíamos entrado en combate. Crash me informaba de que había sido descubierto por el enemigo. Estaba atascado en la posición bravo, bajo intenso fuego de ametralladora. Le ladré un par de órdenes. Huxley me gritaba que había establecido contacto con un grupo de soldados. Solicitaba permiso para abrir fuego. Creía que podría alcanzar la posición charlie y establecer un punto de cobertura para desplegar nuestra ametralladora pesada. No me pareció mala idea en ese momento. Deje que Huxley avanzara. Solicite a Brakes que nos despejará el camino en la calle principal. Comenzaba a oír movimiento delante de mi posición. Llegamos al final de la calle hasta la esquina con la calle principal. Eche un vistazo. Se estaba acercando dos pequeños grupos de soldados a través de los porches. Caminaban despacio, cubriéndose unos a otros. Uno de ellos, se salió demasiado de la cobertura que le daban los porches. El disparo de Brakes lo lanzó dos metros hacia atrás. Le abrió un agujero en el pecho del tamaño de una pelota de baseball. El resto de soldados corrió a cubrirse. Tomaron posiciones y comenzaron a disparar hacia los tejados. Indique a Johns que intercambiará posiciones conmigo y abriera fuego de cobertura para poder cruzar al lado izquierdo de la calle principal. Johns abrió fuego a discreción. Crucé rápidamente al otro lado. Algunos soldados cayeron fulminados por el fuego de Johns. Aproveché la confusión para abrir fuego contra los que estaban en el lado derecho. Conseguí abatir a dos. En mi cabeza todos tenían la misma cara de niño del primer soldado caído. Ordené a Crash que se replegará. Debíamos cubrirnos la retaguardia. Huxley dijo que estaba colocando la calibre 50, cuando una explosión sonó a nuestras espaldas. La posición donde se encontraban Lenny y Brakes, la ocupaba una nube negra de humo y llamas. Huxley comenzó a gritar algo de un vehículo blindado cuando perdí contacto por radio y oímos otra explosión a nuestra derecha. La cosa no pintaba nada bien. No se nombraba nada de vehículos blindados en el informe de inteligencia. Había que salir de allí pitando.

Crash comenzó a maldecir por la radio. Dijo que tenía a Brown herido y que no podía abandonar la posición. La maldita ametralladora lo estaba haciendo picadillo. Necesitaba apoyo. Debíamos avanzar por nuestra izquierda y esperar flanquearlos y liberarlo de la posición. Bauer lanzó un par de granadas con el M4. Johns realizó una serie de ráfagas cortas, y yo comencé a apretar el gatillo para darles cobertura para que cruzaran la calle. Apenas sonaban disparos de los soldados Iraquis. Johns y Bauer decidieron cruzar.

El mundo pareció ralentizarse. Vi como corrían hacia mi posición. Los pasos eran lentos. Demasiado lentos. El sonido me llegaba distorsionado. Parecía pasado muy despacio. Las voces parecían retorcidas y monstruosas. Los ojos de Johns iban a salirse de sus orbitas. Me gritaba algo. No conseguí entender que era. Su boca se abría y se cerraba lentamente. Después el mundo recobró velocidad. Se oía el tableteo de un martillo neumático funcionando a gran velocidad. Conseguí distinguir las trazadoras. Una humareda densa y marrón invadió la calle. Se entremezclaban volutas carmesí a través del humo. Parecía llover agua rosada. Cerca de mi posición cayeron unos trozos de una masa informe. Tardé en comprender que aquello habían sido Johns y Bauer. El tableteo que había oído, era la ametralladora de calibre 50 de un tanque iraqui. Comprendí que mi vida había terminado. Casi todos mis hombres habían muerto. No creía que Crash tuviera muchas posibilidades. Dentro de poco alcanzarían su posición rodeándolos por la espalda. Lancé una llamada de desastre por la radio. Al menos alguien recogería nuestros cadáveres. Me preparé para mi destino. Sabía que iba a morir. El hecho de saberlo no me produjo miedo. La serenidad invadió mi cuerpo. Sabía que aquel era mi momento de gloria. Debía morir como una guerrera. Comprendí que había nacido para luchar. Y moriría luchando.

Me trague el miedo y me decidí a permanecer viva, aunque eso me costará la vida. Debía moverme de aquella posición si quería tener alguna oportunidad. El tanque estaba parado. Supongo que estaba recibiendo órdenes. Me dispuse a salir corriendo. Asomé la cabeza a la calle principal. El tanque ocupaba casi la mitad de la anchura de la calle. Su cañón del calibre 122 medía casí 5 metros. Detrás de este, había 2 tanques más. No se donde estaban escondidos, pero desde luego en las fotos del satélite no aparecían por ninguna parte. Comencé a escuchar los gritos de la infantería acercándose. El tanque comenzó a girar. Era mi oportunidad. Comencé a correr en dirección contraria al tanque. Pegué todo lo que podía mi cuerpo a la pared. Apenas había dado 3 pasos cuando comencé a oír el ruido de un avión. Volaba muy bajo. Demasiado bajo. Se acercaba rápidamente. Muy rápidamente. Se comenzó a levantar viento en la calle. Un viento cada vez más fuerte. Después vino la explosión.

La onda expansiva me lanzó 10 metros hacia delante. Me golpeé con algunas cajas de madera y tinajas que se encontraban en los porches. Me había dislocado el hombro. Uno de los costados me dolía horrores. Tenía una costilla rota. Debía de estar muerta. Si había sido un misil lanzado desde un Apache, el calor producido por la explosión debería haberme asado como un pollo. Pero estaba viva. Me giré para ver lo que quedaba de tanque. Parecía que se hubiera estrellado un meteorito en su parte delantera. Solo quedaba un amasijo de restos metálicos retorcidos sobre si mismos. Estaba tan hundido que la parte trasera se levantaba 2 metros. De nuevo se acercaba aquella cosa. Esta vez parecía acercarse por la derecha. Se oía el sonido cada vez más alto. La infantería iraquí comenzó a disparar al aire. Se oían sus gritos llenos de terror, miedo y rabia mezclados con el tableteo de las semiautomáticas . Mi árabe básico solo me permitió entender una palabra que repetían hasta la saciedad. “el Diablo, el Diablo”. El segundo tanque salió despedido hacia la izquierda. Algo lo había envestido por la derecha. Dio dos vueltas de campana y destrozó varias casas que se encontraban en su trayectoria. Comenzó a formarse un tornado en medio de la calle. Los soldados iraquís salían despedidos por los aires. Sus cuerpos se golpeaban contra las paredes de las casas. Los ruidos secos de los huesos rompiéndose, me acompañarían en mis pesadillas. Tuve que agarrarme con fuerza a una pared baja que había en mi posición. El primer tanque recibió un impacto en su parte trasera. Salió despedido hacia delante como si estuviera hecho de papel. La calle se lleno de polvo y suciedad. Apenas distinguía nada. Solo escuchaba gritos, lloros y lamentos. Poco a poco comencé a divisar algo. Lo que ví no se como describirlo. El tercer tanque se estaba elevando. Parecía como si un gato enorme lo estuvieran levantando para cambiarle las ruedas. Me pareció distinguir una figura humana, pero no podía creer que lo que mis ojos me decían. Comenzó levantando su parte izquierda. Echo una pierna hacia atrás, y mantuvo en vilo el maldito tanque. Lo levantó por completo sobre su cabeza. Lo echo hacia atrás, como si fuera una pelota de baloncesto y lo lanzó hacia donde había mandado el primer tanque. Seguí la trayectoria del tanque con la mirada. No podía creer nada de lo que estaba viendo. Era como ver una película. Pensaba que el dolor y el calor, me estaban haciendo delirar.

El cañón de un AK-47 que me apuntaba a la boca me devolvió a la realidad. Un soldado Iraquí había conseguido escapar de aquella carnicería. Parecía en estado de Shock Sus ojos estaban inyectados en sangre. No paraba de hablar. Estaba sudando y le temblaban las manos. Entonces supe que había llegado mi fin. Cerré los ojos y sonó el disparo. Me sentí aliviada. Pero no había muerto. Abrí los ojos y allí estaba mi ángel guardián.


Vestía de negro pero no llevaba alas. Su cabeza estaba tapada en su totalidad. Llevaba unas gafas redondas, como las de los aviadores de la segunda guerra mundial. El resto del traje parecía hecho de una tela metálica. Como el fuselaje de los aviones que burlaban los radares. Estaba totalmente ajustada a su cuerpo. Vestía guantes y unas botas militares hechas con la misma tela que el traje. El único distintivo del traje era una especie de diamante en blanco con lo que parecía una S en su interior.

Sujetaba al soldado por el cuello. Mi Ángel negro me miró. El soldado luchaba por su vida y trataba de liberarse. Alcanzó la cabeza de aquel ángel exterminador con las manos y le quito la máscara. Tenía el pelo negro y una cara esculpida por los dioses griegos. Era como Aquiles. Era mi Aquiles. Me sonrío. Su sonrisa me dejo helada. Era una sonrisa llena de amargura. Mientras, el pobre soldado había alcanzado su pistola. Le descerrajó un tiro en plena cara. Grité al ver como mi salvador, iba a morir a manos de aquel ser inferior. Pero la bala no le hizo ni un rasguño. El rostro de mi Ángel negro, se convirtió en una máscara de horror, ira, miedo, rabia, y pérdida. Creía escuchar las palabras “ayúdame” saliendo de su boca. Pero, entonces sus ojos se volvieron rojos. Giro la cabeza. Miro al soldado iraquí. El fogonazo me hizo cerrar los ojos. Cuando los abrí, aquel ser no estaba, y el soldado yacía en el suelo sin cabeza.

Los refuerzos tardaron 3 horas en llegar hasta mi posición. Me encontraron dormida, al lado del cadáver iraquí. Crash y sus hombres habían sobrevivido. Creyeron que un helicóptero Apache había limpiado la zona. Desde su posición no vieron nada de lo que ocurrió en aquella maldita calle principal. Pero eso no era lo que pensaba aquel maldito hijo de puta de Napier. Nadie sabía a que sección del ejército pertenecía. Todo el mundo lo conocía como el Joker. Solo sé que llegó y todo el jodido ejército parecía acatar sus ordenes. Nos tuvo más de 24 horas sin descanso en una celda de interrogatorios. Mis hombres eran los más duros que se pueden encontrar, pero dos de ellos salieron llorando y Crash se trago su propia lengua cuando lo llevaron a la celda. Yo no tuve tanta suerte. Todos estos años he tenido que tragarme mi miedo, vivir con él y seguir adelante. Pero aquel encuentro con la muerte me perseguiría el resto de mis días.”

Roswell, Nuevo Méjico
Area 51
23:30 Miercoles 13 de Abril de 2005

Cerró la carpeta del dossier de alto secreto. Le había costado mucho llegar hasta aquellos malditos papeles. Toda la información que había recopilado durante estos años le hicieron ver que a partir de ahora se enfrentaba a algo mucho más grande. Existían fuerzas poderosas y ocultas, que estaban conspirando en la sombra. Sabía que era un punto sin retorno. No podía volverse atrás y debería aceptar las consecuencias de sus actos. Sabía que solo había un camino a seguir y Hal Jordan no le tenía miedo a nada. Alguien iba a pagar por la muerte de Diana Prince.

domingo, julio 23, 2006

An elseworlds of DC Universe: Roswell 1947 Capitulo tres

Roswell, Nuevo Méjico
Area 51
09:00 Lunes 16 de septiembre de 1957

La pelota rebotaba una y otra vez contra la pared. Describía trayectorias idénticas todas y cada una de las veces. Lionel Luthor parecía hipnotizado por su ritmo monótono y constante. Comenzó a pensar que era una metáfora de su vida. Llevaba más de 10 años dándose de cabezazos contra la pared. Más de 10 años investigando y no había conseguido ni una sola pista. Estaba casi en el mismo punto que cuando la jodida nave se estrello en suelo americano.

-Bueno, no como al principio – Luthor se permitió una sonrisa. Siempre le quedaban los “avances” en tecnología militar que habían logrado.

Se dispuso a bajar a la sección de Investigación y Desarrollo de Tecnología Avanzada. Una de las secciones más secretas y encubiertas del ejército americano. Se necesitaban tantas credenciales para poder conocer solo el nombre de la sección, que uno podía jubilarse antes que poseer semejante autorización. Y Luthor, dirigía aquello. Quizás fuera un golpe de suerte que cuando cayera la nave, fuera un simple capitán del ejército que se encontraba destinado temporalmente en Roswell. Quizás fuera el destino el que le impidió marcharse de permiso aquella mágica noche.

-Y quizás solo, quizás es que he nacido para ello.- Oyó un carraspeo a su derecha. Estaba tan ensimismado en sus pensamientos avanzando por aquellos pasillos laberínticos, que ni siquiera vio a Winslow Schott, acercarse.

-¿Que quieres Schott? Tengo prisa, y no estoy de humor para malas o peor, ninguna noticia.

-Lo siento Coronel Luthor, pero es el informe diario. Es pura rutina. Tiene que firmar aquí.- Señalo la línea de puntos donde ponía el nombre de Luthor. Se permitió otra sonrisa cuando leyó su nombre y seguido del cargo que ostentaba. Eso casi le hizo olvidar sus fracasos. Casi- Lamento comunicarle, que ninguna de las pistas que han seguido los agentes que tenemos en campo ha llevado a ningún resultado satisfactorio. Apenas hemos avan…

-¡Maldita sea Schott!- Su voz se convirtió en un trueno y su mirada paso de la más absoluta indiferencia a un odio visceral hacia aquel ser desagradable y pequeño que representaba todos y cada uno de sus fracasos.- Todas las mañanas la misma canción. Estoy harto de la ineptitud de los agentes en campo. Debería despedirlos a todos y contratar a los monos que están entrenando los de la sección espacial. Seguro que saben algo más que rascarse la barriga y buscarse los piojos.

-Perdone Coronel Luthor pero, sabe también como yo que las pistas que disponemos para encontrar al “ser” son más bien escasas. El departamento de Investigación ha construido e ideado toda clase de teorías, desde las más absurdas hasta las más lógicas que…

-Como aquella que decía que el ser se lanzó en alguna clase de paracaídas alienigena, y que aterrizó en un radio que calcularon de unos 100Km. Estuve recorriendo dicha área durante más de 36 horas seguidas sin dormir. Palmo por palmo, y no encontramos absolutamente nada. Hasta que se dieron cuenta de que los restos encontrados pertenecían a un estúpido globo sonda que choco contra la nave en su descenso. Me pregunto donde andará aquel imbécil….

-Creo que esta destinado en una estación sismológica de la antartida señor. Ese fue el destino que usted mismo se encargo de diseñar para él cuando paso a ser el director de la sección, señor.

-Gracias por recordarmelo, Schott - la risa de Luthor era incluso peor que sus gritos. Toy pensaba que se le podía helar la sangre solo escuchando aquella serie de interjecciones cavernosas y profundas.- Y ahora si eres tan amable, me voy a bajar a la sección del doctor T.O. Morrow, y la verdad es que no siento ninguna necesidad de compartir un ascensor de alta velocidad de descenso contigo. Preocupate de que el trabajo salga adelante, por el bien de tu cuello y de mi culo. Porque tenemos al personal de finanzas con las narices pegadas a nuestra mierda, intentando recortar nuestros presupuestos al mínimo posible. Si lo recortan un poco más, vamos a tener que reciclar el papel con el que nos limpiamos el culo. Y estoy hasta las narices de que mis manos no huelan a la colonia de 300 dolares que me compra mi mujer todos los años en mi maldito cumpleaños. Cumpleaños que solo me recuerda que cada año que pasa sigo sin tener ninguna maldita pista de donde diablos esta ese maldito extraterrestre. ¿Entendido?

El ascensor llego en ese justo momento y el sonido que marcaba la apertura de la puerta, sentenció el discurso de Luthor. Schott solo consiguió levantar la mano derecha y realizar el saludo militar, con un suspiro, aliviado porque se había salvado por la campana.

El laboratorio del doctor T.O. Morrow se encontraba a 30 niveles bajo el suelo. Ocupaba todo la superficie de la base, y tenía un acceso rápido al hangar donde se guardaba la nave. El descenso a los infiernos se realizaba en 15 segundos. La primera vez que se bajaba en el ascensor del diablo, como lo llamaba la gente de la sección, era inevitable vaciar el estomago. El rápido descenso, producía la sensación de que el estomago se te subía a la garganta. Los mareos producidos por la alta velocidad y las nauseas, hacían inevitable que se vomitase. Todos menos Luthor. Luthor aguantaba estoicamente la compostura. Miraba con desprecio a todos aquellos que no eran los suficientemente hombres para aguantar aquello. Incluso lució, contra todas reglas de protocolo y de comportamiento, una muesca de asco profundo, cuando el presidente bajo la primera vez a ver las instalaciones.

Las puertas se abrieron, y el aire fresco de la sección le golpeo en la cara. Aquel era su Santo Grial. Su ojito derecho. Aquella sección era la que le producía la mayor de sus satisfacciones. Y el Doctor T.O. Morrow era el único en toda la sección que le conseguía hacer sonreir con franqueza.

-¿Que tal mi buen doctor?. ¿Que es lo que me recomiendas para hoy?- Luthor grito para hacerse oír por encima del ruido general de la sala. El doctor Morrow llevaba gafas oscuras y unos cascos insonorizados. En su carpeta apuntaba cada uno de los datos generados y detalles, por nimios que fueran. Después se reunía con su equipo científico al final de la jornada e intercambiaban impresiones y planeaban estrategias para el siguiente día. Se encontraba controlando un experimento con una especie de arma, tan grande como una motosierra, que lanzaba un rayo principal, del que parecían salir rayos secundarios que giraban en torno al principal entrechocando con este y produciendo destellos tan brillantes como cuando miras al sol directamente en pleno verano. Parecía poder levantar, sin ningún esfuerzo, cualquier clase de peso. En aquellos momentos estaba levantando más de 1000 toneladas.

-Hola Coronel Luthor. Hunter ya puedes dejar la GAV. Gracias. Mañana la someteremos a otro test de resistencia y trabajaremos la idea de reducir el diseño hasta dejarlo en el tamaño de un guante- Formo con la mano izquierda el símbolo de OK y se dirigió hacia donde estaba Luthor.

-Me alegro de que te hayas dignado a bajar al décimo círculo.-Luthor río la broma. Estaba convencido de que la frase mítica que abría la Divina Comedia de Dante, garabateada en el portal de acceso a la sección 51, era obra suya.- Como habrás podido comprobar, los avances con el arma gravitatoria van viento en popa. El doctor Hunter ha sugerido que quizás el haz del GAV podía perturbar el continuum espacio-tiempo abriendo un portal hacia….

-Ahorrame los detalles, Morrow. Sabes que me aburren. Solo quiero resultados. Es lo único que me interesa. Sabes que tengo encima a los auditores. Y cualquier hueso que les podamos entregar, servirá para que no nos cierren el proyecto.

-Esta bien. Al contrario que a ti solo me interesan los detalles. En los detalles se encuentran los pequeños descubrimientos. Sabes que mi mente se alimenta de esos pequeños detalles. Necesito tener la cabeza ocupada con mil datos y ecuaciones….

-Ya estás comenzando a divagar de nuevo, Morrow, Concentrate en el ahora. ¿Qué era lo que me tenías que enseñar? ¿Alguna novedad en el proceso de clonación?

-Nada en ese aspecto. De todos los clones realizados a partir de las cuatro muestras distintas de células extraterrestres encontradas en la nave, solo ha sobrevivido el primero. Fue clonado de las muestras que se encontraban vivas. Es de suponer que eran del desaparecido cuarto ocupante. Los otros tres cuerpos hallados, al encontrarse muertos, suponen un factor determinante a la hora de la supervivencia de los clones. Los clones tomados de los sujetos femeninos, por lo general aguantan más tiempo vivos, antes de descomponerse.

-¿Pero no teorizaste que quizás, esta descomposición era producto del crecimiento acelerado al que sometías a los clones?

-Si eso es lo que pensamos en un principio. Pero realizamos varios experimentos, implantando óvulos fecundados con el ADN extraterrestre en mujeres, y los resultados fueron igualmente nefastos.

-En seguida nos cortaron las alas en ese aspecto. A algún jerifante se le pusieron los huevos de corbata, cuando las historias de abducciones extraterrestres, empezaron a salpicar al ejército Puta prensa sensacionalista. Están dirigidos por asquerosos rojos que pretenden acabar con nuestro gran país. .

-No te preocupes. Nada ha tenido resultado salvo el primer clon. Pero es bastante extraño. Alguien lo bautizo Bizarro #1, y con ese nombre se ha quedado. ¿Te gustaría verlo?

-Porque no.

Avanzaron hacia la parte más alejada de la sala de pruebas. Dos guardias custodiaban una sala de acceso con una puerta de varios centímetros de grosor. Morrow pasó su credencial por un lector de tarjetas. Salió una especie de protuberancia con forma semiesférica donde el doctor T.O. Morrow acerco el ojo derecho. Sonó un chasquido, una voz metálica mascullo “acceso aceptado” y se abrió la puerta con un siseo de gases. Salía frío de aquella habitación. Un frío helador se escapaba por la puerta, llenando la sala de acceso de un vapor frío y quebradizo.

El doctor T.O. Morrow, cedió el paso amablemente a Luthor, y este entro con paso firme y decidido en la sala. Lo primero que vio fue la celda. Estaba formada por cuatro pilares de algo que parecía acero reforzado y cristales. O algo que parecía cristales. Después se percato de la figura. Parecía un hombre. Era blanco. Tan blanco que parecía lavado con lejía. Su piel parecía escamosa. Alguna parte de la misma se había desprendido. Estaba sentado como el pensador de Rodin en una especie de roca. Parecía mirar al infinito. Sus ojos eran negros como el carbón. Llevaba un traje azul, con una capa roja. Un símbolo en el pecho. Un diamante rojo que contenía algo que parecía una S, también rojo, sobre fondo amarillo. No podía quitarle la vista de encima. En la mano que sujetaba la cabeza, le colgaba un medallón. El medallón era de acero con forma de octágono con un número uno tallado. Luthor empezó a sentir lástima por aquel ser deforme e inferior.

-De que están hechas las paredes. ¿No se suponía que tenía una fuerza descomunal?

-La verdad es que la sección ha realizado grandes avances desde el “encuentro” que tuvimos hace 3 meses.

-No recordaba que hiciera tanto tiempo.- Sin ninguna duda, aquella noche quedará grabada en su memoria hasta que muriera. Fue su otra noche de gloria.- El papeleo me tiene completamente ocupado. Y al no recibir ninguna noticia tuya, suponía que no habías avanzado nada.

-De hecho, el diseño de las “paredes”, que tú llamas de cristal y las columnas que lo sujetan, estaban detallados en el ordenador de la nave. Ni son paredes, ni las columnas son columnas. Es, por así decirlo una ventana a otra realidad. Un portal generado por los cuatro soportes de campo cuántico. En realidad, es como si estuvieras en el cine. Lo que estas viendo es una zona que no hemos sabido catalogar aún. La llamamos la Zona Fantasma. En la nave había una pistola que enviaba cualquier cosa ha dicha zona. También estaban los planos de esta especie de pantalla, y como no había forma de contener a Bizarro, decidimos mandarlo para allá.

Luthor estaba maravillado con aquello. Solo de pensar en las posibilidades. Cualquier ejército invasor podría ser arrasado en un segundo, enviándolos a todos a aquella zona fantasma.

-Antes de que empieces a pensar en utilidades para este descubrimiento, deberiamos hacer una investigación a fondo de dicha zona fantasma. Tengo a cuatro candidatos que se han ofrecido voluntarios para entrar en dicha zona. La gente de la sección ya los ha bautizado como los retadores de lo ….

-Porque parece tan imbécil. Esta sentado en esa roca sin hacer nada. ¿Es que no sabe hablar? ¿entiende, siquiera nuestro lenguaje?

-La verdad es que si que lo entiende, pero lo hace al revés. Para Bizarro decir si es decir no, y decir no es decir si. Muy extraño. Alguien de la sección le hizo el collar, y pareció encantarle. Desde entonces no se ha separado de él.

-Pero dijiste que su fuerza era descomunal. No habría forma de controlarlo. Obligarle a cumplir mis ordenes. Algún tipo de control mental

-Tenemos a gente que esta trabajando en esa dirección. Quizás se necesite algún tiempo, pero posiblemente, se pueda llegar a hacer progresos en ese campo. Aunque, sería necesario y yo casi aseguraría que imprescindible, que tuviéramos muestras vivas. Con una mente racional sería más sencillo realizar un control mental. Con una mente tan caótica como la de Bizarro, es imposible realizar un esquema de pensamiento que puede otorgarnos alguna clase de viabilidad….

-Ya lo sé, ya lo sé. Estoy intentando concentrar todos mis esfuerzos en esa dirección. Se que el cuarto ocupante, debe de estar vivo. Lo presiento. Solo es cuestión de tiempo que demos con él y sea nuestro. Tu encargate de tener todo a punto para ese día.

-¡Coronel Luthor!,¡ Coronel Luthor!

Los gritos venían de más allá de la puerta. Varias voces gritaban en tono militar y autoritario que se detuviera. Pero los pasos decididos de aquel hombre se acercaban rápidamente. Una vez más recibió la notificación de que se detuviera o le dispararían. Su risa resonó por toda la sala. Una risa maquiavélica y diabólica que infundía verdadero terror. De él se contaban cosas horribles. Su desprecio por la vida humana y su crueldad, le precedían. Su mirada era cautivadora e hipnotizante. Pero su mente estaba loca, perdida en un mundo más allá de cualquier rastro de razón o lógica.

-Coronel Luthor, detenga a estos panolis que están jugando a soldaditos y salga a escucharme. Tengo algo importante que decirle

Luthor salió de la sala de Bizarro. Se encontró a un hombre civil rodeado por más de 20 soldados con rifles M1 Garand apuntándole a la cabeza. Y el tipo tenía una sonrisa de oreja a oreja grabada a fuego en su cara. Su frialdad era absoluta. Se llamaba Jack Napier, aunque todo el mundo lo conocía por el Joker.

-¿Qué es eso tan importante Joker para que tengas que molestarme?

-Lo hemos encontrado, Lionel.