An elseworlds of DC Universe: Roswell 1947 Capitulo Cuatro
Iraq
6:35 Jueves, 14 de Febrero de 1991.
“Llevábamos más de 6 horas de marcha a través del desierto. Con el equipo de campaña a nuestras espaldas, parecía que llevásemos 5 días. Empezaba a hacer un calor infernal y apenas había amanecido. El sudor se acumulaba bajo el uniforme. El chaleco antibalas impedía que transpirara la piel. Se podía recoger el sudor, dejarlo reposar y beberlo de nuevo. Al menos eso es lo que me pareció entender en algunas clases de supervivencia. Ya no se si era el sudor o los meados. Las dos cosas me producían el mismo asco. Y los recuerdos de aquellas clases se mezclaban en mi acalorada cabeza. Aunque si el calor era insoportable, el frío de las noches era muchísimo peor. El sudor acumulado por el día, se enfriaba por las noches. Entrar en calor antes de dormir era prácticamente imposible. No podíamos hacer fuego para calentarnos. En el desierto el humo se vería a kilómetros de distancia. Delataría nuestra posición al enemigo. Llevábamos más de dos meses en campaña. Empezaba a preguntarme si lo de delatar nuestra posición y dejar que cayeran sobre nosotros como buitres, no sería tan mala idea. Cualquier cosa me empezaba a parecer buena para acabar con aquella situación.
Los hombres del pelotón soportaban la marcha en silencio. Apenas un gruñido o una respiración más forzada. Eran los mejores hombres que se podían encontrar. Entrenados por los mejores. Estaban preparados para acabar con cualquier amenaza o enfrentarse a cualquier situación. Por algo éramos la punta de lanza del ejército americano. Los Delta Force siempre íbamos por delante. Marcábamos el camino a seguir. Y yo Diana Prince, iba en cabeza, liderando a mi pelotón.
Inteligencia nos había encomendado la misión de tomar un poblado en medio de una ruta de aprovisionamiento. Según informes detallados, el pueblo apenas ofrecería resistencia. Apenas unas escuadras de infantería del ejército republicano. Sería cosa fácil entrar, crear algo de confusión, tomar los puntos estratégicos, hacer huir a los soldados Iraquís y esperar a que la caballería llegará en forma de refuerzos aéreos y posteriormente una división entera de blindados. Pero como siempre los informes de Inteligencia tenían inexactitudes. No se si Inteligencia estaba falta de ella, o bien la inteligencia de los Iraquís no era tan tonta como nos hacían creer. Las dos, encontraron aquel pueblo abandonado de la mano de Dios o Ala en medio del desierto, muy importante desde el punto de vista estratégico, logístico o militar para el devenir del curso de la guerra.
Cuando llegamos a la cima de la colina, realizamos un reconocimiento de la zona. Mandé a Pierce y Waid a que echaran un vistazo. No vieron nada anormal. Tal como ponía el informe, no existía población civil. Solo había militares del ejército republicano. Disponían de un vehiculo de asalto rápido, con una ametralladora de calibre 22 montada encima. Tenían 5 o 6 guardias repartidos por todo el pueblo, vigilando las calles principales. Algunos de ellos se encontraban en los tejados. En algunas calles había barricadas para el impedir el paso de un convoy de vehículos pesados. Casi todo el contingente de tropas se agrupaba en torno a los depósitos de combustible que estaban al norte del pueblo. Parecía una operación rápida y fácil. Comencé a dar órdenes a mis hombres. Nos dividimos en tres grupos de asalto. Asigne un objetivo a cada uno de ellos. Iríamos despacio, pero sin pausa. No se debían hacer saltar las alarmas. Si establecíamos combate directo con ellos, la situación se pondría muy fea. Podríamos pedir los refuerzos, pero ellos también los pedirían y se establecería un combate no deseado y no planificado. Las bajas no serían aceptables.
Di la orden de avanzar. Brakes y Lenny, los francotiradores, nos cubrían el culo desde la colina. Recorrimos los
Nos estábamos acercando a la posición bravo. Iba a doblar una esquina cuando me sorprendió el sonido de unas pisadas. Frene en seco. Mi pie no fue tan rápido. Levante el puño cerrado. El grupo se quedo inmóvil en su posición. Las pisadas se pararon en seco también. Quizás me habían oído. Yo solo oía mi corazón sonar dentro de mis oídos. Espere unos segundos. Cuando me disponía a asomar la cabeza por la esquina, apareció ante mis ojos el soldado Iraqui. Apenas un niño de 18 años. Me miró a los ojos y pareció tan sorprendido como yo. Llevaba el casco mal colocado. El rifle lo llevaba en las manos como si fuera una escoba. Apenas sabía usarlo. La bragueta bajada me decía que sus necesidades fueron mayores que sus responsabilidades. La cabeza se le abrió como un melón. La sangre me salpicó toda la cara y el casco. Brakes había hecho su trabajo. Johns saco el cadáver de la calle y lo escondió detrás de unas tinajas. Empecé a reaccionar cuando Bauer me pregunto que si me encontraba bien. El mundo se volvió loco en ese momento. Un guardia en las azoteas debía haber visto caer a su camarada. Comenzó a gritar como un poseso a través de la radio. Creo que duró dos segundos gritando. Lenny acabó con él. El silencio de la radio se rompió en ese momento. Habíamos entrado en combate. Crash me informaba de que había sido descubierto por el enemigo. Estaba atascado en la posición bravo, bajo intenso fuego de ametralladora. Le ladré un par de órdenes. Huxley me gritaba que había establecido contacto con un grupo de soldados. Solicitaba permiso para abrir fuego. Creía que podría alcanzar la posición charlie y establecer un punto de cobertura para desplegar nuestra ametralladora pesada. No me pareció mala idea en ese momento. Deje que Huxley avanzara. Solicite a Brakes que nos despejará el camino en la calle principal. Comenzaba a oír movimiento delante de mi posición. Llegamos al final de la calle hasta la esquina con la calle principal. Eche un vistazo. Se estaba acercando dos pequeños grupos de soldados a través de los porches. Caminaban despacio, cubriéndose unos a otros. Uno de ellos, se salió demasiado de la cobertura que le daban los porches. El disparo de Brakes lo lanzó dos metros hacia atrás. Le abrió un agujero en el pecho del tamaño de una pelota de baseball. El resto de soldados corrió a cubrirse. Tomaron posiciones y comenzaron a disparar hacia los tejados. Indique a Johns que intercambiará posiciones conmigo y abriera fuego de cobertura para poder cruzar al lado izquierdo de la calle principal. Johns abrió fuego a discreción. Crucé rápidamente al otro lado. Algunos soldados cayeron fulminados por el fuego de Johns. Aproveché la confusión para abrir fuego contra los que estaban en el lado derecho. Conseguí abatir a dos. En mi cabeza todos tenían la misma cara de niño del primer soldado caído. Ordené a Crash que se replegará. Debíamos cubrirnos la retaguardia. Huxley dijo que estaba colocando la calibre 50, cuando una explosión sonó a nuestras espaldas. La posición donde se encontraban Lenny y Brakes, la ocupaba una nube negra de humo y llamas. Huxley comenzó a gritar algo de un vehículo blindado cuando perdí contacto por radio y oímos otra explosión a nuestra derecha. La cosa no pintaba nada bien. No se nombraba nada de vehículos blindados en el informe de inteligencia. Había que salir de allí pitando.
Crash comenzó a maldecir por la radio. Dijo que tenía a Brown herido y que no podía abandonar la posición. La maldita ametralladora lo estaba haciendo picadillo. Necesitaba apoyo. Debíamos avanzar por nuestra izquierda y esperar flanquearlos y liberarlo de la posición. Bauer lanzó un par de granadas con el M4. Johns realizó una serie de ráfagas cortas, y yo comencé a apretar el gatillo para darles cobertura para que cruzaran la calle. Apenas sonaban disparos de los soldados Iraquis. Johns y Bauer decidieron cruzar.
El mundo pareció ralentizarse. Vi como corrían hacia mi posición. Los pasos eran lentos. Demasiado lentos. El sonido me llegaba distorsionado. Parecía pasado muy despacio. Las voces parecían retorcidas y monstruosas. Los ojos de Johns iban a salirse de sus orbitas. Me gritaba algo. No conseguí entender que era. Su boca se abría y se cerraba lentamente. Después el mundo recobró velocidad. Se oía el tableteo de un martillo neumático funcionando a gran velocidad. Conseguí distinguir las trazadoras. Una humareda densa y marrón invadió la calle. Se entremezclaban volutas carmesí a través del humo. Parecía llover agua rosada. Cerca de mi posición cayeron unos trozos de una masa informe. Tardé en comprender que aquello habían sido Johns y Bauer. El tableteo que había oído, era la ametralladora de calibre 50 de un tanque iraqui. Comprendí que mi vida había terminado. Casi todos mis hombres habían muerto. No creía que Crash tuviera muchas posibilidades. Dentro de poco alcanzarían su posición rodeándolos por la espalda. Lancé una llamada de desastre por la radio. Al menos alguien recogería nuestros cadáveres. Me preparé para mi destino. Sabía que iba a morir. El hecho de saberlo no me produjo miedo. La serenidad invadió mi cuerpo. Sabía que aquel era mi momento de gloria. Debía morir como una guerrera. Comprendí que había nacido para luchar. Y moriría luchando.
Me trague el miedo y me decidí a permanecer viva, aunque eso me costará la vida. Debía moverme de aquella posición si quería tener alguna oportunidad. El tanque estaba parado. Supongo que estaba recibiendo órdenes. Me dispuse a salir corriendo. Asomé la cabeza a la calle principal. El tanque ocupaba casi la mitad de la anchura de la calle. Su cañón del calibre 122 medía casí
El cañón de un AK-47 que me apuntaba a la boca me devolvió a la realidad. Un soldado Iraquí había conseguido escapar de aquella carnicería. Parecía en estado de Shock Sus ojos estaban inyectados en sangre. No paraba de hablar. Estaba sudando y le temblaban las manos. Entonces supe que había llegado mi fin. Cerré los ojos y sonó el disparo. Me sentí aliviada. Pero no había muerto. Abrí los ojos y allí estaba mi ángel guardián.
Vestía de negro pero no llevaba alas. Su cabeza estaba tapada en su totalidad. Llevaba unas gafas redondas, como las de los aviadores de la segunda guerra mundial. El resto del traje parecía hecho de una tela metálica. Como el fuselaje de los aviones que burlaban los radares. Estaba totalmente ajustada a su cuerpo. Vestía guantes y unas botas militares hechas con la misma tela que el traje. El único distintivo del traje era una especie de diamante en blanco con lo que parecía una S en su interior.
Los refuerzos tardaron 3 horas en llegar hasta mi posición. Me encontraron dormida, al lado del cadáver iraquí. Crash y sus hombres habían sobrevivido. Creyeron que un helicóptero Apache había limpiado la zona. Desde su posición no vieron nada de lo que ocurrió en aquella maldita calle principal. Pero eso no era lo que pensaba aquel maldito hijo de puta de Napier. Nadie sabía a que sección del ejército pertenecía. Todo el mundo lo conocía como el Joker. Solo sé que llegó y todo el jodido ejército parecía acatar sus ordenes. Nos tuvo más de 24 horas sin descanso en una celda de interrogatorios. Mis hombres eran los más duros que se pueden encontrar, pero dos de ellos salieron llorando y Crash se trago su propia lengua cuando lo llevaron a la celda. Yo no tuve tanta suerte. Todos estos años he tenido que tragarme mi miedo, vivir con él y seguir adelante. Pero aquel encuentro con la muerte me perseguiría el resto de mis días.”
Roswell, Nuevo Méjico
Area 51
23:30 Miercoles 13 de Abril de 2005